Como os decía en mi anterior entrada Un Dengue en el Museu Valencià d´Etnologia, de mi visita al museo me quedan varias prendas por reproducir. Por unas cosas, u otras, tengo la información pero no os puedo mostrar un desarrollo.
En el caso de este Terno, me esta siendo imposible encontrar una puntilla al alcance de mi bolsillo que le haga justicia a la prenda original. Cuando no encuentro lo que necesito prefiero dejar el proyecto parado.
Simplemente hay prendas que necesitan un especial mimo en la elección de las materias primas para que no pierdan el encanto que las hace únicas. Si hay que ir, se va. Pero ir “pa na” es tontería.
Como en las anteriores ocasiones, mil GRACIAS a todas las personas que han hecho posible que pudiera hacer estas entradas, en especial a todo el personal del Museu Valencià d´Etnologia. Sin su trabajo no estaríais leyendo esto.
En esta entrada vamos a ver un Terno
Un Terno es un tipo de mantilla compuesta de tres piezas. Una pieza de encaje rectangular y amplia que se situaba en el extremo superior cuya función era actuar como velo, un cuerpo alargado de forma ovalada que podía ser de diversos materiales (con frecuencia muy ornamentada), y rodeando el conjunto una puntilla ancha de encaje.
Es un tipo de mantilla corresponde también al XIX y fue de uso generalizado por todas las clases pudientes de España.
Prueba de ello es que por 1860 Gustav Dore retrataba tal que así a las mujeres de Alicante:
Y tal que así en 1860 retrataba Jon Phillip a las Sevillanas:
De los ternos tengo claras dos cosas. Una es que no debía de ser una prenda muy “popular”. En los retratos las mujeres que lo llevan lo acompañan con ropas de un nivel adquisitivo alto, y la otra es que, aunque se utilizaran antes de mitad del XIX, no debía de ser común. ¡No he podido encontrar ejemplos que poneros!.
Puede que lo asociemos a la ropa “popular” porque aparece retratada infinidad de veces a finales del XIX y principios de XX en pinturas costumbristas, pero seria equiparable a pensar que las faldas espolinadas eran comunes en los guardarropas de las mujeres “trabajadoras” del XVIII o XIX. (Valenciana, Murciana, Francesa, o de donde fuera). En estas escenas se muestran prendas que ya no eran de uso común. Que en muchos casos ya habían sido transformadas, y que se combinan con otros complementos al gusto de la época. ¡Vamos, exactamente lo que hacemos ahora con nuestros trajes típicos!
En cualquier caso los Ternos eran un complemento habitual en las clases medias/altas, luego lo fue en los trajes costumbristas y de ahí se siguen usando en nuestros trajes típicos.
¡Así que vamos allá!
Un Terno de organza en el Museu Valencià d´Etnologia
Pieza procedente de la colección INSA. (Sin Datar)
Descripción: Mantilla con estructura de Terno. Centro de organza de seda negra bordada en seda con azabaches. Rodeada de puntilla hecha con dos piezas unidas para formar un solo cuerpo de encaje de seda bordado.
De este terno tengo tan solo una imagen.
Como veréis es una prenda extremadamente frágil y no se puede manipular. Pero ya que lo que nos interesa no requiere que tengamos la foto completa creo que sigue siendo buen ejemplo.
Esta foto muestra claramente como es la colocación de las piezas del terno.
En la parte superior tenemos una pieza rectangular de mayor tamaño que se encuentra prácticamente sin fruncir. En el centro se situá una pieza ovalada con decoración que seria el cuerpo, y rodeándolo tenemos una puntilla. Esta puntilla esta prácticamente sin fruncir en la parte superior, mientras que en la parte inferior la puntilla se encuentra ligeramente fruncida, y este fruncido aumenta al llegar a las esquinas de forma que no haya tensión en la parte exterior de la puntilla y pueda extenderse formando un abanico plano.
Aunque no pude medir la puntilla debido a que no se puede manipular y por lo tanto no puedo “extenderla”, si que os puedo dar el patrón de lo que seria el resto de dimensiones:
No soy profesional, ni he podido consultar muchos ternos que conservaran la puntilla original “en mano”, pero por los cuadros y prendas que he podido ver expuestas, este patrón no es dogma de fe. Los tamaños podrían variar, y la cantidad de puntilla usada también, igual como su ancho.
Eran prendas de mudar cuyo uso era frecuente, así que quien tuviera mas dinero se podría permitir una puntilla mejor, con mas anchura, menos peso y por tanto podrían poner mucha mas cantidad y aumentar el fruncido, y quien no, pues se tendría que conformar como en este caso, con hacer empalmes.
Pero en cualquier caso este tipo de material era carisisimo para principios del XIX, así que la clase realmente trabajadora, con menos posibles, seguiría usando cualquiera de los otros tipos de mantilla que no requirieran usar materias primas tan caras.
¡¡Espero que os sea útil!!
Para cualquier aclaración, rectificación o comentario que queráis hacerme. ¡Arriba esta mi contacto!